Las campañas electorales sirven -entre
otras funciones propias como la de seleccionar a los representantes
políticos de la ciudadanía en algunos órganos del Estado- para conocer
las propuestas de los candidatos (que definen las expectativas de los
ciudadanos) y para producir una sucesión cada vez más intensa y
frenética de efectos comunicacionales y de opinión que anticipan triunfos y derrotas (que definen las estrategias y dispositivos de campaña de los candidatos).
En Magallanes, las elecciones de
senadores de noviembre 2013 se juegan en torno a dos dispositivos
argumentales contradictorios: mientras la Nueva Mayoría trata de doblar en Senadores para asegurar una mayoría parlamentaria tras los cambios que propone, la Alianza de derecha trata de mantener aunque sea un solo escaño senatorial, recurriendo a una serie de candidatos ajenos a sus filas.
Ello explicaría que los candidatos con
más probabilidades de ser elegidos, son precisamente los actuales
parlamentarios en ejercicio, solo que en el Senado la región de
Magallanes dispone solo de dos escaños y hay seis candidatos en disputa.
EL “CLIMA” Y EL TIEMPO DE LAS CAMPAÑAS.
Mal año ha sido el 2013 para la derecha:
la caida estrepitosa de dos candidatos presidenciales, los sucesivos
errores y traspiés ministeriales, una gestión de gobierno medianamente
mediocre y la recordación de los 40 años del golpe militar, han caído
como balde a agua fría para las pretensiones presidenciales de la
coalición gobernante. Ninguna encuesta de opinión o de intención de voto seria en Chile hoy dá a Evelyn Matthei como ganadora en primera o en segunda vuelta…ninguna.
Un elemento central para el análisis
político y electoral en esta región es tomar como referente
significativo los resultados de las elecciones municipales de 2012 y las primarias de junio de 2013, ambos comicios como experiencias inéditas con voto voluntario e inscripción automática.
Al mismo tiempo, dos climas colectivos
distintos determinan el estado de ánimo dentro de las dos coaliciones:
mientras la figura de Michelle Bachelet actúa como factor de cohesión,
la figura de Evelyn Matthei -percibida como distante en Magallanes- no
opera como elemento convocante de unión. Mientras la Nueva Mayoría se
encuentra en estado de cohesión, de aglutinamiento y de entusiasmo pre-electoral, la Alianza de derecha se encuentra en un estado de dispersión y desaliento.
LAS DIFICULTADES DE LA DERECHA Y SUS “INDEPENDIENTES”.
Dentro de la coalición de derecha,
debilitada por su mediocre gestión de gobierno (cuatro Intendentes y
escasas obras para mostrar como legado) y el impacto desvastador del
paro del gas en enero de 2011, pero con el añadido del PRI y de los
independientes, su juego estratégico se orienta a disputar un mismo
electorado.
La derecha en Magallanes quedó tan
desvastada con el paro del gas, que no tuvo capacidad ni liderazgos como
para presentar candidatos propios al Senado.
Ese mismo y zarandeado agregado de
ciudadanos que votaron por los parlamentarios “independientes y
regionalistas” en 2005 y en 2009, Marinovic y Bianchi, y que hicieron el
“gambito Mimiza” el 2008, ahora tiene que definirse entre Bianchi o
Marinovic, para no perder.
Ese electorado -difuso, inorgánico, pero
hasta ahora fiel- en el presente escenario, producto de una intensa e
impredecible disputa personal de ambos parlamentarios (Bianchi y
Marinovic) por el escaño senatorial, se enfrentan para tratar de
anularse mutuamente y disputarse aunque sea un solo lugar en el Senado.
En esa pelea de familias, uno quedará en el camino, si es que no ocurre que los dos.
Entre ambos contendores de esta rivalidad
siciliana, ya no sirve el argumento de “la víctima y el victimario”: es
una guerra electoral, política, financiera y personal abierta, repleta
de episodios comunicacionales. Y en esa disputa descarnada, vistos
los resultados electorales históricos, es evidente que en el Senado no
hay dos escaños para los “independientes”: apenas hay uno, está en disputa y podría “caerse” si la Nueva Mayoría logra doblar.
En este juego pasional de apoyos y
rechazos, es claro que Bianchi no contará con los votos de la derecha
(UDI y RN) distanciados después de la ruidosa votación del senador en
favor de la acusación constitucional contra el Ministro Harald Beyer.
Ese día, Carlos Bianchi se enajenó definitivamente los votos del
electorado (y los recursos financieros empresariales) de la UDI y de RN,
que le habían posibilitado ser elegido en 2005 (en desmedro de Sergio
Fernández).
LA DIFICIL TAREA DE DOBLAR.
En el pacto de la Nueva Mayoría, los dos
parlamentarios en ejercicio apuntan a la senaturía: la diputada Carolina
Goic y el senador Pedro Muñoz, tratando de asociar sus figuras a su
propio desempeño legislativo y parlamentario, pero anclando sus campañas
a la imagen ganadora de Michelle Bachelet.
El problema y la principal ventaja de los candidatos al Senado
es su transversalidad, tanto como ocurre con los candidatos a
Diputados. Estamos en los tiempos de la transversalidad de las figuras
políticas y los candidatos. Aquí transversalidad quiere decir la
capacidad, la imagen y el liderazgo que ofrece cada candidato para
trascender los límites de sus propios partidos y pertenencias militantes
y abarcar electorados y liderazgos de otros segmentos ciudadanos. La
transversalidad refleja flexibilidad y apertura para asumir y proyectar
la representación ciudadana más allá de las propias fronteras
partidarias.
Y la transversalidad tiende a reflejarse en el voto cruzado.
EL PROBLEMA DEL “VOTO CRUZADO”.
El centro de la disputa en las elecciones
parlamentarias en Magallanes, será el voto cruzado: ¿cuanto voto por
Bachelet se “quedará” respaldando a los candidatos Goic, Muñoz, Morano y
Rubilar y cuánto voto bacheletista se “perderá” apoyando a los
candidatos Marinovic, Bianchi, Vilicic o Amar?
¿Cuántos votantes independientes o
tradicionalmente de derecha votarán por algún candidato de la Nueva
Mayoría y cuántos votantes decepcionados de la Concertación dudarán
entre votar por algún candidato de la Alianza de derecha o la Nueva
Mayoría? ¿Cuántos electores de derecha preferirán “votar a ganador” por
Michelle Bachelet?
Las combinaciones de voto cruzado
(entre candidatos presidenciales, parlamentarios y Consejeros
Regionales) pueden ser infinitas y la tarea de las coaliciones y equipos
de campaña en terreno, será intentar fidelizar sus respectivos electorados
poniendo el énfasis en la opción triunfadora de los candidatos
presidenciales y tratando de articular el voto presidencial con el voto
parlamentario y, si resulta, con el voto a Consejeros Regionales.
En todo caso, a 60 días de la elección, es realista reconocer que es poco lo que se puede modificar la intención de voto de los electores que concurrirán a votar.
Manuel Luis Rodríguez U.
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