Ante la evidente proliferación de encuestas en los períodos de campañas electorales, cabe preguntarse ¿qué función cumplen las encuestas de opinión y de
intención de voto en las elecciones dentro de un sistema político
representativo? También podemos preguntarnos por la validez y certeza de una encuesta de medición de intención de voto en las condiciones de un sistema electoral con voto voluntario, donde antes de medir preferencia por un candidato hay que conocer la intencion y disposición del elector a concurrir a las urnas el día de la elección.
Las encuestas son básicamente mediciones mas o menos
cuantitativas respecto del estado de la opinión de los ciudadanos, sobre la base de una
metodología que garantice la representatividad de la muestra utilizada.
Las encuestas pueden cumplir dos funciones generales: 1.
una función informativa o descriptiva, y 2. una función anticipativa o predictiva.
Para que una encuesta pueda cumplir una
función predictiva tiene que ser parte de una serie consecutiva de mediciones
sobre una misma muestra, en base a un mismo instrumento de recolección de datos
y en una serie temporal constante. Para
que cumpla una función descriptiva o informativa, la encuesta debe cumplir determinados
criterios de exhaustividad y representatividad.
En un mundo tan mediatizado y tan mercantilizado cabe
decir que -con mucha frecuencia- las agencias encuestadoras y las encuestas dicen lo que quieren que digan sus
clientes y/o auspiciadores. El que compra
y contrata encuestas, utiliza la encuesta que le sirve y que afirma que va
ganando y, obviamente, desecha la encuesta que dice que no va ganando o
perdiendo. Luego, dice mucho de la calidad de una encuesta, la agencia o empresa encuestadora, su experiencia en el rubro, la calidad y certeza de sus mediciones anteriores, y la calidad metoológica de la medición.
Entendemos que una encuesta de intención de voto es una medición multietápica que tiene el propósito de conocer cuáles son las preferencias electorales y la disposición del elector respecto del acto de votar y de los distintos candidatos en competencia, dentro de un ámbito geográfico determinado.
Cuatro son -a lo menos- los criterios metodológicos fundamentales para
evaluar la calidad y sustentabilidad de una encuesta de intención de voto:
a) que el proceso de muestreo sea
sustentable en todas sus etapas y que la muestra sea representativa del
universo de individuos electores de una determinada población (todas las
comunas y los sexos representados proporcionalmente, o sea, todos los territorios en su proporción real de inscritos);
b) que el cuestionario o instrumento
de recolección de datos no induzca respuestas, es decir que sus preguntas estén
elaboradas con criterios de objetividad y neutralidad;
c) que la técnica de levantamiento de
la información se aplique con un procedimiento que asegure confiabilidad
(telefonica, cara a cara, etc.); y
d) que el trabajo de campo esté
garantizado por encuestadores imparciales para no producir sesgos en proceso de
levantamiento de la información.
Otros elementos a considerar también a la hora de medir la
calidad de una encuesta, dicen relación con el tiempo u oportunidad en que la
encuesta se aplique.
El carácter “fotográfico” de una encuesta de intención de voto, que se atribuye tan comúnmente a una medición, por ejemplo, se deteriora en tanto en cuanto el día de la elección está más lejos en el tiempo, de manera que, por el contrario, mientras más cerca de la elección se aplique una encuesta, mejor será la calidad descriptiva y/o predictiva de la medición.
El carácter “fotográfico” de una encuesta de intención de voto, que se atribuye tan comúnmente a una medición, por ejemplo, se deteriora en tanto en cuanto el día de la elección está más lejos en el tiempo, de manera que, por el contrario, mientras más cerca de la elección se aplique una encuesta, mejor será la calidad descriptiva y/o predictiva de la medición.
Los resultados de las encuestas son objeto de expectación en la opinión pública, y las agencias encuestadoras deben ser altamente responsables de la información que entregan [tanto respecto de la metodología que utilizan como de las fuentes de financiamiento de sus estudios] toda vez que se ha instalado en la ciudadanía una evidente desconfianza con tanta encuesta y encuestador circulando por las calles y por los medios de comunicación.
Manuel Luis Rodríguez U.
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