SEGUNDA ÉPOCA

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viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Porqué tanto paro? - Escribe Dalivor Eterovic


Lamentablemente la larga noche que viven los trabajadores chilenos respecto de la imposibilidad de contar con una legislación laboral apropiada que ponga al trabajador en igualdad de condiciones con el empleador para simplemente poder dialogar o negociar ante eventuales falencias laborales, salariales o de otro índole, han dado paso a generaciones de trabajadores y trabajadoras que sin saberlo han asumido como propias las estrategias y argumentos utilizados por los empleadores, sean estos privados o públicos, como es el caso del estado chileno.

Con esto quiero plantear que aun cuando seamos todos trabajadores y tengamos todos los mismos problemas y deficiencias en lo laboral, que se traducen en bajas remuneraciones, extensas jornadas, no pago de horas extraordinarias, malas condiciones de trabajo, imposiciones impagas, acoso laboral y sexual, entre otras malas prácticas. A la hora de hacer la lectura correcta respecto de un determinado conflicto laboral, en general, tendemos a justificar la versión oficial entregada por el empleador y a ponernos en contra de aquellos trabajadores que valientemente luchan por sus derechos.

No es raro escuchar que las negociaciones colectivas de los trabajadores de Codelco son una frescura, por los altos montos obtenidos o porque no se comparan con otros salarios. Sin embargo no reparamos en que la riqueza que estos trabajadores generan al país es  infinitamente superior a lo que ellos piden y que los recursos que empresas transnacionales se llevan del país, también superan en miles de veces lo que estas empresas pagan al trabajador chileno.

Lo propio ocurre cuando los funcionarios públicos,  cansados de participar en mesas de negociación y compromisos que no se cumplen, deciden valientemente paralizar sus labores, arriesgando inclusive el perder su fuente laboral.

Es en el momento en que un servicio como el Registro Civil paraliza, cuando la comunidad repara en la importancia de su labor, antes de eso son objeto de permanentes ataques gratuitos, que reparan en conceptos tales como la flojera, la incompetencia, la mala voluntad, el que ganen mucho dinero por no hacer nada y una serie de epítetos más.

A esto se suma el hecho de que muy pocos ciudadanos son capaces de sentirse representados por quienes luchan y no ven en estas demandas las propias.

Es más fácil comprara el discurso oficial y la campaña publicitaria de los medios de comunicación que lejos de informar sobre el fondo del conflicto y sus reales causas y responsables, lo que hacen es destacar el malestar ciudadano de usuarios molestos, que sólo pueden pensar en su problema personal y son incapaces de entender que lo que motiva la movilización es el mismo abuso del que son víctima todos los días los propios afectados por el paro.

Lamentablemente hoy conviven al menos dos generaciones de trabajadores y trabajadoras en nuestro país que sólo saben de represión, amenazas y abuso, al punto de creer que es natural trabajar mucho y ganar poco, que es natural ser trabajador y ser pobre a la vez, que natural, tener remuneraciones bajas y estar endeudado, que es natural tener que pagar altas sumas de dinero por nacer, por educarse, por enfermarse y hasta por morir.

Esta sociedad chilena moldeada así por décadas, por los mismos que dicen que no hay que hablar de política y que el sindicalismo es malo, se encuentra hoy presa de su propia incapacidad para entender que la vida puede y debe ser distinta. Aun así, hoy es posible apreciar un saludable despertar del movimiento sindical, que durante 2013 ha superado largamente los registros históricos, en lo que se refiere a demandas y conflictos laborales.  

Sólo resta saludar fraternalmente  a quienes entienden que los trabajadores deben luchar por sus derechos, que nada se les regala y que no hay causa más noble que la causa de la lucha por la dignidad de los y las trabajadoras, fuente principal de todo desarrollo humano.

Dalivor Eterovic Díaz   Dirigente Sindical.

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