SEGUNDA ÉPOCA

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miércoles, 7 de agosto de 2013

Adimark lo está llamando - Escribe Ramón Arriagada



Le sucede a todas las personas no conocedoras de las mediciones sociales  al escuchar los resultados de una encuesta; reaccionan  solicitando,  algún día recibir el llamado de un encuestador,  para hacerle saber lo equivocado  de  sus resultados.  ¡Cómo se les ocurre decir que los chilenos somos felices, cuando todos los días no están acosando con  estafas  organizadas!.

Por  teléfono e Internet.  Petición de claves, almuerzos para huerfanitos,  accidentes de familiares,  virus al acecho, por contar algunos.   Y el último de los cebos, ¡ Conteste encuestas sin salir de su hogar! . Es de una fineza  genial en materia de estafa colectiva.

Hace unos días la felicidad vino del otro lado del teléfono. Me preguntaba, una amable encuestadora,  si deseaba contestar la encuesta Adimark.  Las preguntas iniciales sobre situaciones intrascendentes de la vida diaria, lógico pensé,  son  preguntas de hecho, ¿ Usted considera su vida actual, cómo muy feliz, feliz, medianamente feliz,  muy infeliz?.  No había lugar para suspicacias.  
 Pero si las hubo  cuando me preguntó la encuestadora,  utilizando las mismas  alternativas,  de cómo ponderaba mi nivel de satisfacción en cinco años más.  El componente paranoide y persecutorio me llevó a decirle que “seré muy feliz”,  para reafirmar  que no le temo al  fantasma bacheletista.

Podrá pensar el lector mal intencionado, que con esa respuesta los de Adimark,  ya saben mi intención de voto. En las otras categorías  de preguntas,  las había derechamente de intención, como preguntarme si en estos momentos me compraría un departamento o propiedad.  Deduzco que había  un encargo de quienes pese a la contracción de la demanda y a la estitiquez en los créditos de la banca, quieren seguir con jugosos  negocios inmobiliarios. 

Dije, ahora viene la intención de voto.  Pero no, lo siguiente a saber era mi opinión sobre Hidroaysén y las consecuencias si el proyecto  no era aprobado.  Mi disgusto iba en aumento.  Me fui dando cuenta del giro en el  interrogatorio.  La guinda de la torta, ellos querían saber qué hacer cuando, debido a la no aceptación de las represas y  el impresentable encordado sobre la Patagonia, ¿ Qué iba a hacer Chile sin recursos eléctricos?.
El resto del interrogatorio, escudriñaba sagazmente sobre potenciales temores en un año de decisiones presidenciales. No pude dejar de recordar la encuesta Gallup del año 1970, cuando  a través de una simple  encuesta puerta a puerta,  muchos chilenos  fueron alertados que se iban a utilizar todas las formas de persuasión  para hacer fracasar el gobierno socialista de Salvador Allende.

RAMON ARRIAGADA

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