Las primarias como debate en televisión

Las dos emisiones de televisión donde se presentaron los pre-candidatos presidenciales de la coalición opositora Nueva Mayoría y de la Coalición de derecha, ls movilizaciones estudiantiles por la educación y el debate público acerca de las AFP, marcaron el tono político de la semana: en realidad, no fueron un debate sino más bien una suerte de dos conferencias de prensa a cuatro o dos bandas, donde periodistas y público asistentes formularon preguntas y recibieron respuestas directas, en un esquema altamente estructurado y poco dinámico.

En sus contenidos, las dos emisiones arrojaron certezas y zonas sombrías: en ninguno de ellos se discutieron temas relevantes como el conflicto mapuche, el problema de la pesca o la regionalización, como si estos problemas no estuvieran presentes en la agenda pública.

Las primarias se instalaron en el debate y en la coyuntura política y concentrarán el interés mediático y político, dejando de lado a los candidatos presidenciales que corren fuera de los pactos mencionados, los que deberán seguir batallando para conseguir cierta cobertura de los medios. Desde este punto de vista, las primarias presidenciales, dentro de un sistema electoral binominal funcionan también como un mecanismo de inclusión-exclusión.

Pero los debates presidenciales tienen lugar en un marco dado por la intensificación de la movilización social, especialmente de los estudiantes universitarios y secundarios que reclaman contra el silencio y falta de respuestas del gobierno y del Ministerio de Educación a sus demandas.

Todo transcurre como si la agenda del gobierno en materia educacional estuviera definitivamente clusurada y centrada en algunos proyectos de ley de incierto futuro legislativo, mientras las elecciones primarias y las campañas para la elección del 17 de noviembre ocupan poco a poco el centro del interés público y mediático.   El gobierno de turno no va a mover nada en materia educacional, entendiendo y asumiendo que le quedan 9 meses de gestión y que hay señales cada vez más claras que la coalición de derecha volverá a la oposición.

Y la forma como actúa la policía uniformada bajo las ordenes de este gobierno, contribuye claramente a desprestigiar más a las instituciones y a disminuir la adhesión con el actual gobierno: cada golpe de luma y cada bomba lacrimógena lanzada, son decenas de votos y de adhesiones que la coalición de derecha pierde.

En materia de AFP, este gobierno en su etapa declinante, prefiere dejar que los actores económicos y empresariales actúen por su cuenta, entendiendo que toda modificación de las desiguales reglas del juego en materia previsional no pasará en el actual Congreso.

El gobierno de Sebastian Piñera, en realidad, terminó el 21 de mayo y ahora solo se juegan los descuentos.

Manuel Luis Rodríguez U.