Después de ver el martes por la
noche el debate presidencial, me queda
muy claro que la desviación de la
sociedad chilena, a una situación de
anarquía y desintegración está muy lejana.
Los sufrimientos colectivos han
enseñado a parte importante de nuestros políticos, que la democracia se cuida con más
democracia. En una isla social, quedan entonces, ciudadanos desacertados
como el actual Ministro de
Hacienda, Felipe Larraín, quien se dejó influenciar por los fantasmas del pasado. En
un seminario afirmó que si había poca
inversión y crecimiento, debía
atribuirse a la opinión de los presidenciables sobre las necesarias reformas de la economía del país.
Hace poco lo leí, no guardé el
nombre de quien comparaba la historia
con una galería de cuadros, donde hay
pocos originales y muchas copias; aplicable absolutamente a nuestra historia
política. ¿ Pero acaso, el papelón del
Ministro de Hacienda, montado en una yegua apocalíptica, anunciando que si
ganan los contrarios, este Chile será
invivible?, no es una copia abreviada del discurso de Andrés
Zaldívar en septiembre de 1970, a poco
de asumir Allende.
Para ser fiel con la
historia, en esta idea que todo es
repetición de algo que las sociedades ya
han vivido, Zaldívar habló en 1973 de la disminución de los ahorros ( en una
semana del orden de los 920 millones de escudos);paralización generalizada de la construcción, pese a que
el 70 % de la actividad estaba en manos del Estado; alertó que en adelante, cambiaría el cuadro idílico de Chile, no
obstante a entregar el país con alta desocupación y 30 %
de inflación.
El entonces Ministro Zaldívar
tuvo oídos para los agoreros asociados
al capital especulativo y a los monopolios de la época. No escuchó las voces de la gran mayoría de
los chilenos que a través de dos candidaturas (Allende y Tomic) pedían
cambios. Por eso, me he alegrado
escuchar al hoy Senador Andrés Zaldívar, lamentando que Larraín estuviera iniciando en
Chile una injustificada “Campaña
del Terror”. Vienen de quien en su conciencia ha sabido pesar las
consecuencias para la democracia de su
errático proceder.
Si nuestros políticos supieran
más de historia, hubieran tomado
resguardos en 1973; los militares liderados por Carlos Ibañez, expulsaron del país al presidente constitucional Arturo Alessandri también un día 11 de
septiembre, pero de 1924; mientras
la clase política estaba preocupada si la nueva Constitución la redactaban un grupo de
constitucionalistas, o bien , se
llamaba a una Asamblea Constituyente.
RAMON ARRIAGADA
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