Los potenciales candidatos a
consejeros regionales, pasan por alto la paga y las atribuciones, creen que con la elección universal, las condiciones están dadas para ser ellos
los parlamentarios de un poder regional, legionarios de una lucha sin cuartel
contra la dictadura del centralismo.
Muchos sonrientes candidatos
desconocen, que las cúpulas políticas jamás aceptarán - desde el centro - que
se les dispare el federalismo, ni siquiera se intente o asome la autonomía de
las regiones. El ejemplo para desvirtuar las aspiraciones autonómicas, es recurrente por estos días; se cita como a raíz de la crisis en España,
varios gobiernos autonómicos se han
declarado en quiebra, recurriendo sin excepción a la ayuda de la
metrópolis política.
El nuevo proyecto que se discute en el Congreso
nuestro, sobre gobiernos
regionales, es cierto, considera la elección de un “Presidente
Regional”, elegido por los consejeros regionales; pero éste será una figura decorativa, como gato de
yeso. Su función será tan superflua y
consistirá en : abrir, levantar, suspender y cerrar las sesiones del consejo
regional. Misteriosa y transversalmente, en los círculos del
centralismo le cierran el paso a la elección directa de los Intendentes. Supongo porque en Santiago, dicho cargo no tiene mayor figuración y
connotación como en regiones alejadas
del centro político.
En el escenario descrito, no se
vislumbran avances en descentralización, regionalización ni menos
democratización del país. Será una copia
de lo que hoy sucede en las comunas de todo Chile con la excesiva alcaldización.
Los municipios, no son precisamente
escuelas iniciáticas, para quienes
pretenden hacer sus primeras armas en
política.
Alcaldes con mentalidad autoritaria se
transforman en pequeños tiranuelos, plañideros opinantes, dueños de la verdad y
gestores de empleos a contrata y destajo para sus aspiraciones superiores.No
piensan en las próximas generaciones, sino en las próximas elecciones.
Como no hay claridad sobre las
funciones de los Cores a partir del 2014, cuanto tiempo le dedicarán, ni cuanto
ganarán en el nuevo oficio, los
presuntos candidatos implicados, deberán arrimarse a un candidato a parlamentario. Serán, por
tanto, parte del clientelismo político,
supeditando su accionar a la voz del
amo.
Ayuda tan poco, a quienes vivimos en las periferias del poder
central, el cuerpo legal en discusión,
que un comentarista sureño ruega a los
futuros legisladores, “modificar el
actual imbunche institucional que quedará en las regiones”.
RAMON ARRIAGADA
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