SEGUNDA ÉPOCA

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domingo, 7 de julio de 2013

La lógica de las coaliciones políticas

En un sistema político moderno y democrático, las coaliciones políticas funcionan como asociaciones más o menos estables destinadas a poner en comun esfuerzos, medios y recursos, en dirección de un objetivo estratégico común y compartido.   

Desde una perspectiva del realismo político, podría decirse que las coaliciones políticas son asociaciones temporales de intereses más o menos divergentes, los que han sido ordenados y articulados de un modo convergente, para apuntar a un objetivo único.  
Pero para alcanzar a integrarse y permanecer dentro de este tipo de aociaciones, no basta con el objetivo común y compartido, sino también prácticas y medios de acción que sean compatibles con el entendimiento entre los asociados, prácticas y conductas tanto hacia el exterior de la coalición, hacia los demás actores del sistema político, y sobre todo, hacia el interior de la entidad y con los aliados.
NO ME DIGAS QUIENES SON TUS ADVERSARIOS, SINO CÓMO TRATAS A TUS ALIADOS.

Dentro de las coaliciones políticas y para que éstas funcionen eficazmente, se tiene que dar en la práctica y en forma constante, el activo ejercicio de un principio de concertación, de solidaridad común y de complementación de esfuerzos, de acuerdo a las capacidades organizacionales y sobre todo, un principio de lealtal. entendido como el reconocimiento de cada actor político del valor de cada uno de los demás actores políticos.

El enemigo mortal de las coaliciones políticas es la deslealtad, el juego sucio entre bambalinas, los vetos y sobre todo, el arrogarse éxitos más allá de la verdadera realidad de los procesos electorales y políticos. Podría afirmarse que en esta materia, que los éxitos siempre tienen padre, pero el fracaso es huérfano.  Estas son las prácticas sucias de la política, que explican el desgano, el desinterés, la falta de credibilidad y el descrédito de la clase política.

Aplicando el ejemplo al caso de la ex Concertación de Partidos por la Democracia, ya argumentamos hace más de 3 años en COYUNTURAPOLÍTICA que, a nuestro juicio y sin perjuicio de los errores de gestión gubernamental que la ciudadanía estimó como suficientes como para castigarlos con el triunfo de la derecha el 2010, una de las causas de fondo que motivó la derrota de la coalición concertacionista antes existente, fue la deslealtad con que los aliados se trataban entre sí.  Cuando recordamos situaciones en que los peores adversarios que tuvo el gobierno de Michelle Bachelet, por ejemplo en Magallanes, eran los dirigentes y líderes de uno de los partidos de la Concertación quienes incluso en primera vuelta de la elección presidencial trabajaron abierta y decididamente en contra del candidato presidencial concertacionista y apoyaron en primera vuelta a Marco Enríquez Ominami, uno tiene derecho a reflexionar sobre el concepto de lealtad de esos actores políticos.

Los mismos que hoy -a la hora del éxito- se arrogan victorias, son los que huían del barco hundiendose en la hora de la derrota. 

Con frecuencia se asiste en los conglomerados políticos que algunos de sus partidos y líderes se dedican a denostar y a destruir a sus propios aliados, de donde resulta que la deslealtad termina por destruir el espíritu común que hace posible y viable una coalición.  Tal como en las familias, el factor clave de la unidad de las coaliciones políticas es la lealtad y la confianza mutua.

Manuel Luis Rodríguez U.


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