Lo que peor que nos puede ocurrir como nación, es creer y acostumbrarnos a que la actividad política escapa a los estándares de la vida social. Por lo tanto, en nuestro análisis de hoy queremos situarnos en la esfera del "deber ser" a partir de la realidad que observamos cotidianamente en la práctica política.
Rechazamos de inmediato cualquier fórmula argumental que parte del principio que la política es mala, negativa, innecesaria o inmoral. Hemos vivido demasiados años en Chile siendo objeto y víctimas de un discurso antipolítico y antipartidos políticos, que ha terminado por aparecer como una profecía autocumplida. En dictadura en Chile, quienes gobernaban desplegaron una retórica contra los políticos, contra todos los políticos y contra todos los partidos políticos, retórica que al día de hoy sigue subyacente en el espacio público y en el inconsciente colectivo.
En una entrevista en el programa radial COYUNTURAPOLÍTICA en Radio Nuevo Mundo Patagonia en Punta Arenas con el candidato a diputado del Partido Socialista por la región de Magallanes Juan Marcos Henríquez, nos argumentaba que a su juicio tres debieran ser los estándares éticos de quienes actúan en el escenario político y electoral: la capacidad, la honradez y la consecuencia.
Y nos permitimos agregar un cuarto estándard: el sentido de la lealtad.
Efectivamente, y aunque parezca utópica esta postura, la política en democracia será reconocida y nuevamente valorada por los ciudadanos, cuando los ciudadanos perciban que los líderes políticos y representantes den prueba constante de capacidad para enfrentar y resolver los problemas públicos, de honradez y probidad en su desempeño público y privado, de consecuencia en su trayectoria y de lealtad en sus relaciones con los demás actores de la vida pública.
Esos estándares morales parecen estar instalados en la conciencia colectiva y en la tradición histórica democrática y republicana de los chilenos, tanto como rememoración de los lideres políticos del pasado como una aspiración pendiente y una expectativa para el futuro.
No todo está perdido.
La política no es solamente -como dicen algunos medios y algunos políticos- chanchullos, pillerías, traiciones, negociados, maniobras o promesas incumplidas...sino también es y así hay que reconocerlo, sacrificio, dedicación, servicio público, interés general sobre los intereses particulares, compromiso y conciencia cívica.
Aun tenemos patria, ciudadanos...
Manuel Luis Rodríguez U.
No hay comentarios:
Publicar un comentario