La noticia del viernes pasado del diario santiaguino “Las Ultimas
Noticias” no ha tenido la repercusión que esperaba de nuestra comunidad. En una portada espectacular anunciaba el
diario a sus lectores, que en el Parque
Nacional Torres del Paine, se
necesitaba personal en los hoteles instalados en el área.
Había ocupaciones para mucamas, barman,
recepcionistas y garzones. Se ofrecía a los postulantes turnos de 12 días, con
“gastos pagos” de alojamientos y alimentación, y lo mejor, propinas a nivel de un destino top.
Uno de los
“enganchadores” manifestaba al diario
su deseo de entusiasmar a jóvenes capitalinos por lo trabajos, porque en
la Patagonia era difícil encontrar personal, debido al crecimiento explosivo de
establecimientos turísticos. Y pensar
que cuando se desencadenó la actividad turística en Ultima Esperanza- hace diez
años- todos celebraban el futuro asegurado para las nuevas generaciones en esta
bendita industria sin chimeneas.
¿ Daremos por aceptado que se ha cumplido un ciclo y
que el turismo ha provocado empleo pleno en Puerto Natales?. Tal vez esta
interrogante deje conforme a más de alguna autoridad y se pavonee expresando
¡Misión cumplida!.
Pero hay
cifras que nos echan al agua. Puerto Natales no crece en población, desde hace treinta
años; período que coincide con nuestro boom turístico. Nuestros jóvenes pese a las “expectativas
económicas” siguen emigrando hacia Argentina
y otros destinos. En la UMAG
local, pese a existir una carrera que prepara profesionalmente para la actividad
turística, tiene cada vez menos alumnos
y por tanto egresados. Los que egresan
de la especialidad de turismo del Liceo Politécnico, prefieren ser madres jóvenes, trabajar en las pisciculturas o la
construcción.
Hay una realidad dura. Nuestro turismo tiene una
estacionalidad que atenta contra muchas voluntades. Nuestra conectividad nos
condena y va a seguir postergando
nuestro despegue. No hemos sido capaces
de elegir autoridades y parlamentarios con visión de futuro; mientras sigamos teniendo una cancha de
aterrizaje y no un aeropuerto, nuestra
inferioridad económica nos hará conformarnos con el
chorreo puntarenense.
Queda por preguntarse si la llegada de estos nuevos
contingentes, en verano, muchos de ellos improvisados en sus oficios, ¿ Aseguran
mejorar los servicios turísticos?. O
habrá llegado la hora que los empresarios, conviertan sus
establecimientos, en formadores
permanentes de personal estable y
eficiente.
RAMON ARRIAGADA
No hay comentarios:
Publicar un comentario