SEGUNDA ÉPOCA

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sábado, 18 de mayo de 2013

Ese ejercicio binario llamado "primarias"

Podríamos haber titulado este artículo "Acerca del uso y mal uso de las primarias" y también habría sido válido.  Porque el ejercicio de primarias ocurrido en esta coyuntura de las elecciones parlamentarias de noviembre de 2013, ha ocasionado una serie de crisis al interior de las coaliciones y los partidos políticos.

 En tiempos recientes y en el presente todavía, las primarias han servido como "arma de destrucción política" del adversario, como recurso publicitario en regiones mientras se negocian cupos en Santiago, como fórmula de legitimación pública y como eficaz instalación mediática.

Dentro del actual sistema electoral binominal (dos diputados y dos senadores en cada territorio) las primarias recién legalizadas operan como un ejercicio binario: la ciudadanía debe elegir dos candidatos para que figuren en la papeleta electoral, lo que limita enormemente las opciones del electorado.

Las primarias como recurso político han activado los sentimientos regionalistas, antes silenciados.  Con la ciudadanía en un estado de creciente movilización y toma de conciencia e indignación colectiva frente a las oligarquías políticas y a las dirigencias partidarias, las primarias están desencadenando crisis en todo el sistema político y en primer lugar en los partidos y coaliciones.

Al haberse legislado con primarias legales pero voluntarias, la mayoría de los partidos políticos (estructuralmente organizados y acostumbrados a decisiones centralistas), han llegado a hacer primarias casi por obligación, por presión mediática de la ciudadanía, de las redes sociales o de la militancia de base. Son pocos los partidos políticos que se han adelantado a los tiempos y han hecho primarias por propia iniciativa. 
Al mismo tiempo gradualmente aparecen ahora los ciudadanos y militantes de regiones que reclaman y se quejan que les imponen candidaturas desde Santiago, que les designan o envían  "candidatos a dedo" sin ningún arraigo en la realidad local, o que se negocian candidaturas en la capital, sin considerar la opinión y preferencias de los ciudadanos de regiones y comunas.
Pero también hay que reconocer que son binarias también estas primarias (si es que no esquizofrénicas) cuando en regiones los posibles candidatos o postulantes reclaman públicamente que se hagan primarias, mientras sus dirigentes partidarios negocian el trueque de cupos parlamentarios en Santiago, haciendo el doble juego de pedir primarias "en voz alta" en regiones y transar ese mismo cupo parlamentario "en voz baja" en la capital.
El "problema" central de las primarias en Chile sigue siendo el sistema binominal.

Si los habitantes de regiones conocen mejor su realidad, sus lideres, candidatos, partidos y coaliciones, ¿porqué tiene que ser un grupo minoritario de dirigentes en Santiago quienes tomen la decisión de las candidaturas?

Manuel Luis Rodríguez U.

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