SEGUNDA ÉPOCA

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miércoles, 29 de mayo de 2013

La DC y el Partido Comunista - Escribe Francisco Huenchumilla J.



Ante la posibilidad, casi cierta, de que el Partido Comunista forme parte de la coalición  opositora  y, eventualmente,  de ese futuro gobierno, se ha producido un debate en torno a este tema donde no han faltado los dimes  dimes y diretes entre dirigentes de ese partido y  de la DC, con la participación lateral e interesada  de la derecha y de sus medios asociados.-

Uno comprende que la derecha  vaya con todo cuando se trata del Partido Comunista y que, además, trate de allegar agua al molino de sus candidaturas, y de acomplejar psicológicamente a la DC con los fantasmas del pasado. ¿Pero la DC  deberá pisar el palito del anticomunismo endémico de la derecha o tener una mirada realista y más propia del siglo 21 sin muros y sin murallas?

Ese escenario adquiere, ahora, más posibilidades  con el apoyo que acaba de dar el PC a Michelle Bachelet para las primarias presidenciales del 30 de Junio próximo, lo cual significa que, de mantenerse la actual tendencia, la DC, irremediablemente, se va a enfrentar con la disyuntiva de tener que decidir si formar parte o no de una misma coalición con el Partido Comunista.

Esta decisión  no será fácil, habida consideración de los antecedentes existentes en torno al tema.
¿Porque, qué es lo que molesta específicamente a la DC?

¿Es la postura del PC frente a Cuba respecto de la situación de los derechos humanos y una que otra declaración, casi anecdótica, respecto de Corea del Norte?

Al parecer, esto no es sino el reflejo de algo más profundo que, en definitiva, se traduce  en el hecho de que el PC avale un régimen político que relativice en otro país, Cuba en este caso, principios tan altamente valorados  en Chile como es la doctrina de los derechos humanos.

Es decir, lo que molesta a la DC es que el partido comunista no condene la violación de los derechos humanos que se producen en Cuba y que, al no compartir dicha postura, esto devenga en un escenario que dificulte la posibilidad de formar parte de una misma coalición opositora y, eventualmente, gubernamental.-O sea se trataría de una cuestión de principios, es decir de una cuestión doctrinaria.-

Lo ha dicho Claudio Orrego (y también Andrés Velasco) de que en caso de ganar las elecciones, el PC no formaría parte de su gobierno; nada han dicho si eso implica también, rechazar un eventual apoyo del PC a sus candidaturas o el simple hecho, pero no menos importante, de rechazar también los votos comunistas.
Conviene, entonces, aclarar este incordio: si para formar parte de una misma coalición electoral, y con mayor razón de una misma coalición  gubernamental es menester compartir o concordar posiciones doctrinarias, sobre todo en una materia tan importante como los derechos humanos.-

Al parecer el problema se reduciría a una posible coalición gubernamental, toda vez que en materia electoral se han producido acuerdos para terminar con la exclusión del partido comunista de manera bastante exitosa como que éste tiene 3 diputados y varios Alcaldes y concejales que, de no haber existido dicho acuerdo, tal resultado, probablemente, no se habría producido. 

De tal manera, que recibir y aceptar los votos de los comunistas no sería el problema porque, como ya se ha dicho, esto ha sucedido no solo en las recientes elecciones municipales y parlamentarias sino también en todas las últimas elecciones presidenciales.

La diferencia que antes, el PC aportaba sus votos desde afuera y por ello nadie planteaba cuestionamientos doctrinarios y, ahora, tal partido quiere participar no solo aportando sus votos, como mal menor,  sino que apuesta a un diseño distinto aspirando a participar como socio en la coalición electoral y, también, en un eventual gobierno de dicha coalición.

Entonces, claro, se plantea, hay una cierta diferencia.-

Para formar una coalición, es menester compartir cuestiones doctrinarias?

La verdad es que, la formación de una  coalición o pacto político, formado por partidos que tienen distintas corrientes doctrinarias, implica la búsqueda de  un mínimo común denominador de acuerdos que superen las diferencias, sin que éstas dejen de existir puesto que, se trata de partidos diferentes, y cuya  rica diversidad es una fortaleza que reflejará la realidad del país pero que, al mismo tiempo,  pueda demostrarse  capaz de alcanzar una plataforma común. Es decir, unidad en la diversidad.

Esta unidad se logra sobre un programa concreto que debe ser aplicado en un periodo determinado, o sobre un tópico concreto de relevancia política. Y naturalmente ese programa no reflejará todas las aspiraciones del partido porque, al entrar en sociedad deberá posponer varios, y probablemente algunos muy importantes de sus puntos de vista, en aras de ese mínimo común que le da la base de sustentación a la existencia de una coalición. Es más, la sola existencia de una coalición supone la disponibilidad a bajar las banderas propias en la búsqueda de un denominador común en el cual, en todo caso, los acuerdos superen a las diferencias.-Si éstas son mayores que aquellos, entonces no es posible una coalición.-Esta, siempre va a suponer que el mínimo común denominador sea un consolidado en que los acuerdos superen a las diferencias.-

Por lo tanto, no hay que tenerle miedo a las diferencias en la medida que los acuerdos sean mayoritarios.-Para ello, se bajarán aquellos aspectos doctrinarios, ideológicos o políticos que sean  incompatibles con los puntos de vista de alguno de los socios, puesto que, en esta materia, es difícil, sino imposible, la regla de la mayoría, más bien debe existir unanimidad; piénsese, por ejemplo, en el aborto, materia en la cual,probablemente,nunca va a existir acuerdo, por lo cual este punto formará parte de las diferencias y no de los acuerdos, manteniendo cada uno sus puntos de vista.

Por otro lado, un programa de gobierno es algo acotado en el tiempo y en las materias acordadas, en la medida que él debe  tener un mínimo de realismo y responsabilidad con lo que es posible o no posible  hacer en el periodo presidencial para el cual se construyó el acuerdo, sin perjuicio de que se puedan sentar las bases para programas de más largo alcance.

Por lo tanto, nunca en un programa de gobierno van a estar en juego las diferencias más importantes, desde el punto de vista doctrinario, ideológico o político porque simplemente en esos tópicos jamás va a existir acuerdo.-La pregunta es, entonces, si a pesar de esas diferencias es posible un acuerdo sobre la base de un  mínimo común denominador para un programa acotado de gobierno olvidándose de las diferencias insalvables.

Aquí entramos al fondo del problema.

Es posible pensar distinto y tener ideas o visiones diferentes del mundo y de la vida y de la forma en que debe organizarse la sociedad? Naturalmente que sí, aunque durante la dictadura, en la Constitución del 80, se sancionaba como delito, en el famoso artículo 8°,la profesión de determinadas ideas.-Tal artículo fue derogado, y con razón, al llegar la democracia, puesto que no puede la sociedad sancionar el hecho de profesar determinadas ideas. Se sancionan los hechos y  las conductas, no las ideas.

En este plano, es un hecho cierto y aceptado por todos que el Partido Comunista tiene en el plano de la teoría y de la doctrina política un sistema de ideas totalmente distinto a las que profesa la Democracia Cristiana.-Y también es verdad que la DC respeta y acepta que el PC tenga sus ideas y se organice como partido político y participe plenamente de la vida política democrática de Chile desde siempre,( piénsese en el discurso de Radomiro Tomic con ocasión de la proscripción del PC a propósito de la ley de Defensa de la Democracia).Jamás la DC ha sido partidaria de proscribir al PC por las ideas que profesa. Nunca las ideas del PC han molestado a la DC al punto de negarle su existencia como partido.-No las comparte y las puede combatir, pero jamás al punto de no permitir que las sostenga y ciertamente que las difunda.-Las ideas se combaten con ideas.-

En ese plano, la mirada que puede tener el PC respecto de Cuba, desde el punto de vista doctrinario, es, naturalmente, muy distinta de la que tiene la DC porque ambos parten de un sistema de ideas diferentes. La mirada del PC es a partir del marxismo-leninismo, que ese partido profesa, con pleno conocimiento y aceptación del país, como que participa plenamente de la vida institucional desde unos 100  años a la fecha.-No podría, ahora, la DC, alegar desconocimiento de las ideas del PC  y extrañarse de sus posturas.-No son por sus ideas por las que el  PC es plenamente aceptado en el sistema político chileno.-, El PC es aceptado, no obstante adscribir al marxismo leninismo, porque se atiene a las reglas del juego del sistema entre las cuales está la posibilidad de cambiar la sociedad mediante el libre debate de las  ideas  y porque,además,eso excluye el recurso de la violencia.- 

En consecuencia, el PC tiene pleno derecho a profesar el marxismo leninismo como la derecha a profesar el neoliberalismo, con la única condición para ambos de atenerse a las reglas del juego democrático.-
El PC nunca ha tenido la posibilidad en Chile de poner en práctica su modelo alternativo al capitalismo; y no la tuvo, incluso, en la época de una correlación de fuerzas más favorable en el mundo de la guerra fría con la existencia de la Unión Soviética. Sin duda, hoy día existen condiciones menos favorables, no obstante la existencia de potencias mundiales que profesan y practican el marxismo leninismo, sí bien es cierto que en contextos culturales muy diferentes a los nuestros.

Pero, así y todo, el PC sostiene, en el Chile de hoy, sus tesis de un modelo alternativo al capitalismo lo que constituye un derecho que esta sociedad no solo le reconoce sino que, más aún, le acepta, y le permite para que   compita por sus ideas, las difunda y las someta al escrutinio público; y es lo que ha hecho el PC en sus 100 años de existencia.-Otra cosa, es el grado de penetración y aceptación que sus ideas y propuestas hayan podido tenido en la sociedad.

Al pretender, el PC, formar parte de la coalición opositora, cabe de cajón que no lo hace pretendiendo que en el mínimo común denominador acordado  uno de  sus capítulos  sea su  sistema de ideas doctrinarias. Tal pretensión (que por cierto nunca ha existido) haría y hace inviable una tal coalición.-Es justamente, dejando de lado su modelo de sociedad basado en el marxismo leninismo,  lo que hace viable una coalición con el PC. Claro que no sería propio de la política que, aparte de concordar un mínimo común denominador programático, los partidos se hicieran exigencias mutuas de renuncias a sus postulados doctrinarios. No se trata de formar un solo partido. Tal asimetría no sería racional. Se trata de que, no obstante las diferencias, se pueda construir un proyecto y programa para un  periodo concreto de un  ciclo histórico del país. Es claro, que el hecho de haber formado parte de la Concertación jamás significó o pudo significar para la DC una renuncia a su doctrina y cuerpo de ideas.-

¿Por qué, entonces, habría de hacérsele tal exigencia al PC? 

Frente a un  programa de gobierno o a un tópico concreto de relevancia política no veo cuál sería la dificultad doctrinaria para que la DC pudiera sellar determinados acuerdos programáticos o específicos con cualquiera de las fuerzas políticas que actúan dentro del sistema, en la medida que tales programas o puntos específicos sean para el “aquí y el ahora”, sin comprometer éticamente sus convicciones. Así ha sido, por lo demás, históricamente. Baste recordar, la conformación de la CODE, el año 1973, pacto electoral que se formó para enfrentar una coyuntura que la DC estimó, legítimamente, en ese contexto histórico, como necesario para enfrentar el cuadro político-institucional que vivía el país en ese entonces, no obstante que en la derecha, con toda seguridad, se incubaba gran parte de los que posteriormente serían actores relevantes de la dictadura y cuya estela los persigue hasta nuestros días. O el acuerdo para un tópico de gran relevancia política alcanzado con la UDI para dictar una ley exprés que permitiera salir a la DC del atolladero autoinflinguido de mal inscribir sus candidaturas parlamentarias. O recientemente, el acuerdo alcanzado con Renovación Nacional para cambiar el régimen político y específicamente el sistema binominal, no obstante que dicho partido, una vez más, incumplió su palabra en esa materia.

Hoy día, 23 años después del término de la dictadura, el binominal es la camisa de fuerza del sistema y una vida  más justa e igualitaria es el sentimiento generalizado de la sociedad, cuestiones ambas que la derecha de una manera torpe y miope se niega a aceptar. Para realizar esos cambios es menester conformar una gran mayoría política y social que se adelante a las premoniciones que dicen que los “cambios se harán a la buena o la mala”. La DC quiere hacerlas a la buena.-Pero, para ello, tal  mayoría política y social debe ser  contundente. Naturalmente, que no es   esto una cuestión doctrinaria. 

Es el máximo realismo político de lo que el país demanda. Nada  de ello es óbice para una adecuada y correcta negociación que cautele debidamente los intereses de la DC, lo que dependerá, entre otros factores, cómo no, de la capacidad política de sus dirigentes. 

El que no quiera oír que no oiga.

Mayo del 2013.

Francisco Huenchumilla Jaramillo

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