La bestia negra del sistema político chileno, heredada por la bestia negra de la dictadura militar, es el sistema electoral binominal: un candado binario que frena los cambios estructurales, un cerrojo asociado a un sistema de quorums elevados que impide modificar la Constitución en sus capítulos esenciales, una llave de cierre que amarra a los electores a elegir entre dos opciones, que distorsiona la voluntad ciudadana otorgándole al 33% el mismo peso electoral que al 66% de los votos.
Se han intentado más de 15 veces introducir cambios al binominal desde que se inició la transición en 1990 (reformas constitucionales, reformas al quorum y otras fórmulas) y como la minoría del 33% tiene la clave de acceso para manejar el sistema, resulta claro hasta la saciedad que para avanzar a una democracia más abierta, transparente y participativa, debemos pasar de un sistema binominal a un sistema electoral de representación proporcional, tal como existió en Chile hasta 1973.
Supuestamente todos quieren modificar el sistema binominal, pero la bestia negra del sistema político construido desde hace más de 20 años por el régimen dictatorial, ha permanecido intacto. ¿Seguro que la Concertación y la derecha quieren modificarlo?
Todos dicen que quieren modificar el sistema binominal, pero el resultado está a la vista.
Supuestamente todos quieren modificar el sistema binominal, pero la bestia negra del sistema político construido desde hace más de 20 años por el régimen dictatorial, ha permanecido intacto. ¿Seguro que la Concertación y la derecha quieren modificarlo?
Todos dicen que quieren modificar el sistema binominal, pero el resultado está a la vista.
Mientras en el sistema binominal, el número de candidatos tiende a coincidir con el número de escaños a elegir, en el sistema proporcional, resultan elegidos aquellos candidatos que tienen la votación suficiente.
De allí que pretender modificar el binominal abriendo de 2 a 4 los cupos a llenar o aumentar el número de parlamentarios, resulta finalmente un binominal modificado que conserva lo esencial del binominal: no permite que se exprese la diversidad de la representación ciudadana en el Congreso, además que son reformas que presentan un alto rechazo ciudadano. Los sistemas electorales son -técnicamente- mecanismos y procedimientos para traducir los votos en escaños.
Cambiar el sistema binominal por un sistema proporcional sería un cambio fundamental en el orden político de Chile. Porque al modificar el sistema electoral, habría que modificar el distritaje. Tarea pendiente para la ciudadanía y los actores políticos.
Manuel Luis Rodríguez U.
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