SEGUNDA ÉPOCA

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domingo, 5 de mayo de 2013

Requiem para el progresismo neoliberal

El acta de defunción del neoliberalismo fue firmada en Chile, en algún momento del año 2011, cuando las multitudes ciudadanas salieron a las calles reclamando educación gratuita, fin al lucro en la educación, salud de calidad, nacionalización del cobre, de las aguas y los recursos naturales, y dijeron no a las represas en la Patagonia, exactamente lo contrario de lo que pretende imponer el “modelo” neoliberal y que los llamados ”progresistas” hicieron mientras estuvieron en el gobierno.

Esas mismas multitudes indignadas, se han desplegado en todo el mundo, reclamando contra el sistema neoliberal en curso.

En Chile, los progresistas de la Concertación -y los que escaparon de ella a tiempo-  hoy no pueden más que adorar lo que han quemado mientras ejercieron el poder (valorar de palabra a los movimientos sociales y ciudadanos) y quemar lo que han adorado  (las  feroces políticas neoliberales que aplicaron) y que les valieron el certero apodo de la “whisky izquierda”.

Las multitudes indignadas del Chile del 2010 han puesto el acento en las incongruencias brutales del neoliberalismo imperante, pero también esos movimientos sociales y ciudadanos han dejado al desnudo el progresismo concertacionista, impregando de un neoliberalismo aguachento adornado de “políticas sociales” y acostumbrado a entregar bonos mediante un Estado subsidiario entregado al mercado y al servicio de los intereses de los grandes poderes economicos corporativos y empresariales.  ¿No se fue acaso el “ciudadano Ricardo Lagos” para la casa, aplaudido por la flor y nata de la Confederación de la Producción y el Comercio, agradecida por las gigantescas utilidades de sus empresas durante sus años de gestión como Presidente?

El progresismo concertacionista neoliberal, ha llegado a sus propios límites: son incapaces de traspasar la frontera de las políticas antineoliberales, porque sería contradictorio con su propio abandono de las políticas antineoliberales.

¿Quieren educación pública, gratuita y de calidad garantizada por el Estado?  ¿Quieren una matriz energética para el Chile futuro sobre la base del respeto al medio ambiente y del creciente uso de las energías renovables? ¿Quieren un Estado con capacidad de invertir, de producir y de impulsar el desarrollo nacional?  ¿Quieren renacionalizar el cobre y asegurar el litio y el gas natural como propiedad del Estado? ¿Quieren fortalecer el Estado nacional o prefieren seguir jibarizando las empresas públicas para terminar privatizándolas?  ¿Quieren fortalecer a las pymes o seguir entregando la economía a la voracidad de los grandes conglomerados económicos transnacionales?  ¿Quieren volver a gobernar con la misma Constitución del siglo pasado que la mayoría de la ciudadanía rechaza y desea cambiar?  ¿Pretenden seguir haciendo política decente con el mismo sistema electoral binominal y las mismas elites cupulares de los partidos?

¿Perdón, alguien dijo “progresistas”?  ¿Progresistas para entregar toda la economía, la educación y la salud a las redes putrefactas e inmorales del mercado y del lucro?

¿Quienes de los autodenominados progresistas de la Concertación hoy son capaces de defender esa  invención neoliberal del Crédito con Aval del Estado que hoy tiene endeudados a cientos de miles de jovenes, familias y profesionales?  ¿De donde les salió a esos gurúes de la economía progresista su más reciente interés por la ecología y el medio ambiente, cuando permitieron, autorizaron y prohijaron Pascua Lama e Hidroaysen, la concentración de la riqueza pesquera en manos de 7 grupos empresariales, la instalación de centrales termoeléctricas a carbón, la depredación del litoral chileno con las salmoneras, la venta de los derechos de aguas y la privatización de las empresas sanitarias?

¡Con razón tantos progresistas quieren hundir definitivamente el buque de la Concertación, con todos sus restos adentro!  ¡Les daría verguenza hoy defender las políticas neoliberales que aplicaron en su época de gloria, porque los tiempos han cambiado y la ciudadanía sigue tomando conciencia y la indignación aumenta!  

Y por eso que es cosa de ver a tanto “progresista concertacionista” rondando las gerencias de las grandes empresas como Hidroaysén, o haciendo lobby corporativo y dictando cátedra en el Banco Mundial.

El fin del progresismo neoliberal -en lo ideológico y en lo político- lo han puesto los movimientos sociales y ciudadanos, quienes precisamente ahora no creen en los recientes virajes y ”giros a la izquierda” de quienes en el pasado reciente cogobernaron con la derecha e hicieron del aparato estatal su propio botín clientelístico, mientras desoyeron a los movimientos sociales y ciudadanos.

Manuel Luis Rodríguez U.

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